domingo, 29 de marzo de 2009

PROTOTYPE

Nos infectamos con el virus mutante para conocer en detalle sus consecuencias jugables.

El evento de Vivendi y Sierra nos ha dejado muchos proyectos interesantes entre manos, pero uno de los más apasionantes es Prototype. No hemos podido evitar volver a mostrar interés por uno de los títulos más prometedores para este año. Destruye, muta y asesina…


Juego de acción futurista ambientado en Manhattan, en el que encarnaremos a Alex Mercer, un personaje que podrá adoptar las habilidades y formas de los enemigos que elimine. Motor gráfico propio, juego individual, multijugador online y juego cooperativo se suman a la oferta.


El Hombre sin Rostro

A pesar del corte “abierto” del título, éste cuenta con una historia lineal. Esto quiere decir que contaremos con una serie de objetivos enmarcados en un arco argumental amplio, pero que tendremos libertad para acometerlos de mil maneras y en diferente orden. Por ejemplo, una de las principales metas del juego será la de destruir los Sniffers o focos de infección. Éstos están protegidos por los militares, y son la verdadera razón de la plaga de mutantes que se está desatando por las ciudades.

Como sabemos el protagonista mimetiza el aspecto y habilidades de las personas a las que mata. Esto, por ejemplo, nos ayuda en la vertiente de sigilo del título, donde deberemos adoptar la personalidad y aspecto de diferentes personajes. En la demo que tuvimos oportunidad de ver se nos mostraba como Alex se convertía en un general para colarse en una base militar o incluso para dar ordenes a soldados de rangos inferiores.


De modo que alterando nuestro físico hasta la forma de los diferentes personajes que asesinemos también obtendremos sus ventajas. Así si matamos a un mutante con otros poderes, éstos pasarán a formar parte de nuestro inventario; y si adoptamos la forma de un soldado, por ejemplo, ataviado con una ametralladora, también la poseeremos y podremos disparar con ella.
Sin embargo no son ofensivas las únicas características que podemos recoger de nuestras mutaciones, y es que a menudo el cambiar nuestro aspecto servirá para dar esquinazo al ejército. Es decir que si atacamos un foco de infección en una azotea y desatamos la persecución masiva de los militares, nada mejor que desaparecer de su línea de visión y mutar al aspecto de un vulgar ciudadano para despistarles.




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